jueves, 24 de febrero de 2011

DIARIO DE UNA BUENA OBRA

Queremos compartir con vosotros un artículo que escribimos para ser publicado en el Nº 2 de la Revista Paciencia y Penas, donde se relata el día a día de la preparación de la obra del año 2010. Nuestro objetivo: que conozcáis cómo es nuestro trabajo y las emociones que nos hacéis sentir.

DIARIO DE UNA BUENA OBRA
Carmen Jiménez Garzón, Febrero 2010

Casi sin recuperarnos de las actuaciones de unos meses atrás, y empezando a asimilar que tenemos que ponernos las pilas de nuevo, por fin ha llegado el mes de Septiembre, y se produce una primera llamada de teléfono, o cadena de e-mails. La dire (Mª Carmen Sáez) nos encarga hacer recuento de los actores con los que contamos este año, y tenemos una primera reunión (que suele resumirse en unos cuantos refrescos en cualquier terracita al fresquito, hablando de todo menos de teatro; son muchos meses y hay que ponerse al día).

Por fin sabemos el número exacto de gente que va a participar este año. Ahora toca buscar una obra que nos sea posible adaptar a los que estamos y a nuestros recursos. Y aquí llegó lo realmente genial: de pronto se nos ofrece un guión escrito por un conocido: Alejandro Saldaña. "Historia de un robo bobo" resulta ser una obra fresca, divertida y amena, e incluso un reto por ser tan distinta a otras representaciones. Tras una adaptación de los personajes y unos últimos retoques al argumento, manteniendo una estrecha relación con el autor (cosa que antes no nos había pasado), comienzan los ensayos cada viernes, preparativos de vestuario y decorados, y la cervecita que Antonio García nos prepara después de cada ensayo, llena de risas, comentarios, anécdotas... y jamón...

Ya tenemos el teatro reservado. Finalmente serán los días 16, 17 y 23 de Enero. A nuestra Hermandad, GAEN y Cáritas Diocesana de Granada irán destinados los beneficios de este año, respectivamente. Comienza la cuenta atrás. Los nervios van haciendo acto de presencia conforme se acerca el día del estreno. Afianzar los papeles, los últimos retoques a los preparativos y ensayar por fin en el propio teatro significa que la fecha está cerca y que ya no hay tiempo que perder. En Navidad se aprovechan los días de vacaciones y los ensayos son más frecuentes. Y así, entre nervios y mosqueos (fruto de los mismos nervios) llega por fin el día del estreno. 

16 de Enero de 2010, Sábado, 09.30 horas_ Lalo (nuestro querido técnico de luces y sonido, personal del propio centro) abre la puerta lateral del teatro del Centro Cívico del Zaidín. Después de varios días de intensas lluvias, nos ha amanecido un día soleado, quizás el primer día soleado de 2010. Y allí estamos, entrando uno a uno, cargados de bolsas llenas de vestidos, guiones, jarrones, pelucas, disfraces, y el resto de accesorios que necesitaremos unas horas después (incluido un toro negro con campanillas y banderillas con los colores rojo y amarillo, indispensable en todo hogar español rancio que se precie).

Durante la mañana, ultimamos los detalles del decorado y pretendemos hacer un ensayo general medio serio. Imposible. El atrezzo sí queda listo, pero lo del ensayo... Llegada la hora de comer, se improvisa un almuerzo en un bar de tapas cercano, un café, una visita al supermercado para comprar algo que nos alegre la tarde antes de salir a escena, y volvemos a la tarea cuanto antes. El ensayo de después de comer es el último antes de la representación y, por lo general, el que peor sale. Es cuando hacemos perder los nervios a nuestra querida directora (¡y a veces ella a nosotros también!), y sacamos de ella frases como "¡yo así me niego a hacer ninguna obra! ¡Por Dios! Pero ¿¡qué os pasa!?"... aunque en el fondo sabe que concentrarse a tan pocos minutos de la hora punta es muy difícil, y nos encomienda a Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas, porque sabe que ellos nos ayudarán a que todo salga bien.

Comienza la sesión de maquillaje, peluquería, vestuario, el "¿quién tiene sombra de ojos azul?", "¿dónde están mis zapatos?", "pruébate estos pendientes a ver cuál te combina mejor", "Y a los chicos, ¿no nos maquilla nadie?" y las frases imprescindibles en una tarea como ésta. Desde una hora antes de la representación, Sergio, intercomunicador en mano, va entrando cada tres minutos repitiendo siempre la misma frase: "¡Dos minutos y a escena!", tras lo cual se oye siempre un murmullo nervioso y algún que otro insulto hacia su persona (siempre desde el cariño). Quedan quince minutos y aún no estamos todos preparados. La veteranía hace que nos lo tomemos con calma y terminemos de arreglarnos dos minutos antes de empezar. A través del telón ya cerrado, escuchamos el jaleo del público que comienza a llegar y a ocupar sus asientos. A escondidas para que desde fuera no se vea, alguno no puede evitar asomarse por una rendija del terciopelo a ver la gente que entra por la puerta, y hacer balance del lleno o no de las butacas. Queramos o no, ése es un dato que nos interesa a todos y del que depende mucho el ánimo con el que salgamos a escena.

Estando ya a punto, nos reunimos todos (actores, dirección, atrezzo y demás colaboradores) para hacer una oración en la que nos acompaña nuestro Hermano Mayor, que nos da sus mejores deseos de que todo salga bien.

"Señoras y señores, la función va a comenzar". El silencio se hace hueco en la sala, y cuando el público ya está acomodado, Sergio traspasa el telón para dar la bienvenida y las gracias a los asistentes, y explica brevemente la preparación y el objetivo concreto de realizar la obra de teatro. Tras esto, Lalo abre por fin el telón. Y comienza.

Durante hora y media, y como por arte de magia, Alejandro Saldaña ve su obra hecha realidad. Lo que un rato antes había sido un caótico espectáculo de gente intentado parecer un grupo de teatro en un ensayo general, y una directora subida por las paredes, de pronto ha tomado forma y orden y, sin saber cómo, van transcurriendo las escenas una tras otra y todo va saliendo bien.

Es increíble cómo una simple cortina negra puede dividir dos espacios en los que suceden cosas tan distintas. En escena, algunos están metidos en su personaje y van dando forma a un montón de papeles escritos a ordenador.

Detrás de la cortina otros entran y salen, se preparan, repasan un texto, dan una última instrucción a su compañero de escena, o se ríen de las pintas de unos y otros. El siguiente en salir a escena ya está preparado junto al apuntador que le va a dar la entrada. El que ha acabado su turno sobre las tablas entra sofocado y se prepara para su siguiente intervención.

Pero en realidad, la magia del teatro no reside en el trasiego de los preparativos, en un decorado más o menos trabajado, ni siquiera en este jaleo de gente entrando y saliendo. Lo verdaderamente mágico tiene lugar en las miradas de las personas que están haciendo escena en ése momento. Es maravilloso tener frente a ti a otro como tú, saber qué tienes que decirle y tener la seguridad de que te va a responder. Poder, con un gesto, echarle una mano si se atranca con el texto, improvisar un movimiento sabiendo que él lo va a entender, aguantar la risa cuando de pronto inventa algo que no estaba en el guión. Es mágico cuando estás ahí en medio con alguien en quien confías plenamente, y no necesitas más que una mirada para hablarle.

Por supuesto, también es mágica la comunicación con el público, que te va guiando para que hagas lo que quieren ver. Aunque desde la escena no se ve más que dos o tres filas de butacas, sentir el murmullo, las risas y el entusiasmo de la gente que te está viendo hace que tu actuación quizás no tenga nada que ver con ninguno de los ensayos, y de pronto vas modificando tu personaje para darle al público lo que te está pidiendo. Por ello, no hay dos representaciones iguales.

Así ha ido transcurriendo la hora y media que ha durado nuestra primera representación. Se cierra el telón y ahora todo se convierte en abrazos y felicitaciones, y alguna que otra visita a los vestuarios de alguien conocido. Estamos realmente contentos, porque creemos que ha sido un buen trabajo.

17 de Enero de 2010, Domingo, 16.30 horas. Vuelta a empezar. Se repite todo el protocolo, pero algo cambia el guión de la tarde. Toma forma la idea que alguien tuvo ayer: colaborar con Haití. Durante diez años estamos ofreciendo ayuda a gente que lo necesita, donando los beneficios de nuestro trabajo a causas benéficas. Y este año, desgraciadamente, ha comenzado dándonos un potente motivo por el que trabajar. Las fechas de las funciones están cerradas (16, 17 y 23), y los beneficios ya están adjudicados, pero... ¿y si buscamos otro día? ¿Y si estuviera libre el teatro el Domingo 24, y podemos aprovechar que lo tenemos todo montado para hacer una función más? ¿Y si llegamos más allá y, en vez de una sola función, hacemos dos el mismo día? Nada es un obstáculo para nosotros. Efectivamente, el teatro está libre el día 24, parece que nos estaba esperando. Con la ilusión que nos produce haber improvisado todo esto en un rato, salimos a escena y la obra hoy es otro gran éxito.

Transcurre una semana de locos. No es fácil organizar un evento así en sólo cinco días, pero lo hemos hecho. Colocamos nuevos carteles, hicimos nuevas entradas (300 para cada función) y trípticos, contactamos con Cadena Ser, Onda Cero, el periódico, el programa cofrade de TG7, enviamos publicidad por e-mail, Tuenti, Facebook, en foros y en la página web de la Asociación... Las entradas se están vendiendo mejor de lo que esperamos. Para la función de las 19.30 están casi agotadas aún a cuatro días de la representación. La Fundación Docete Omnes y el Colegio de los Agustinos están colaborando con nosotros y la difusión está siendo un éxito.

23 de Enero de 2010, Sábado, 16.30 horas. Hoy actuamos para Cáritas Diocesana de Granada. Tras una semana corta pero muy intensa, la tarde transcurre como estaba previsto. La obra sale adelante, el público ha disfrutado viéndola y Cáritas ha recaudado un dinero que, seguro, será bien empleado en estos tiempos por los que estamos pasando. Tras la función, nos arreglamos y nos vamos a cenar todos juntos... ¡que no todo va a sertrabajar!

24 de Enero de 2010, Domingo, 15.30 horas. Es el día del gran reto. Tenemos curiosidad por saber lo que se siente actuando ante un patio de butacas a rebosar (no, nunca nos había pasado, aunque hayamos estado cerca).

A las 16.30 se abren las puertas y comienza a entrar la gente. Pasadas las 17.00 se abre por cuarta vez el telón para nosotros, y comenzamos. Hay caras conocidas, muchos vienen por segunda, tercera e incluso cuarta vez a ver esta obra, y eso nos da mucha fuerza mientras actuamos. El público está pasándolo bien y la recaudación está siendo un éxito. Tras esta primera función de hoy, tenemos casi una hora para volver a cambiarnos, recomponer el decorado y empezar otra vez. A las 19.20 el patio de butacas ya está lleno. Nos llegan noticias de que se está quedando gente en la puerta porque ya no hay más entradas. A pesar del cansancio que acumulamos por la primera actuación, la euforia es el sentimiento común entre todos los que estamos detrás del telón.

Salimos a escena con más energía y ganas de hacerlo bien que nunca, y es algo que todos los que nos están viendo también notan. Es un círculo cerrado: nuestra euforia nos entrega al público, el público lo recibe, lo agradece y nos lo transmite, y así nosotros nos crecemos aún más sobre el escenario. Sin duda, ha sido la experiencia más bonita en estos diez años de actividad. Aunque lo mejor estaba aún por llegar...

Unos días después, cuando ya todos estamos más tranquilos y ha terminado toda esta odisea, nos toca hacer las cuentas para saber cuánto dinero vamos a enviar a Haití. Superamos todas nuestras expectativas. En una tarde... en una sola tarde... en un rato... ¡¡Hemos recaudado 4.949,84 €!! Y nos apetece tanto redondear la cifra que nos proponemos poner nosotros mismos lo que falta. Así que... ¡5.000€ rumbo a Haití!

Próximas citas: Baeza y Puente Genil, en Marzo. Sí, los primeros años sólo hacíamos una función; ahora vamos por siete, y traspasando fronteras. Cuando todo esto acabe, habremos recaudado cerca de 10.000€.

¿No es esto algo grande?

No hay comentarios:

Publicar un comentario